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SERGIO SCHNEIDER LE RESPONDE A CARLOS CAROSSINI

Publicado por Cronicas Chaqueñas On 19:11 1 comentarios
Oportunidades que brinda un gordo corrupto, frustrado y sin bolas
Ayer por la mañana, el llamado telefónico de un amigo me alertó sobre la aparición de un correo masivo que contenía, redactada como una nota, la reproducción de supuestas declaraciones mías a "un programa radial" (que no se mencionaba) en las que se hacía todo lo posible por presentarme como un fanático defensor de los Kirchner y de Capitanich y un crítico acérrimo de los periodistas que llegan desde Buenos Aires enviados por medios nacionales para investigar escándalos locales.
Le pedí a mi amigo que me reenviara el correo, y me causó más gracia que bronca. El texto, totalmente trucho, llevaba la clara intención de pescar incautos que lo levantaran como información limpia y lo difundieran, ya fuera en radios, portales o algún otro medio. La letra era inconfundible. La redacción pobre y amañada, el plan retorcido detrás, la cobardía intrínseca, sólo podían tener -con semejante mezcla- un autor posible: el gordo corrupto.
Con el correr de las horas, me iría dando cuenta de que el pobre personaje me había dado varias oportunidades.
Una de ellas, la oportunidad de confirmar su mal momento. Pasaron, gordo, los tiempos en que podías joder de verdad. Ahora sólo te quedan estas boludeces. Adiós los años en que hacías echar gente de los medios, en que te podías coger la empleaducha de una radio apretándola con el temor al desempleo, en que casi nadie te conocía y tenías impunidad social. Hoy entrás a un bar y sentís el cuchicheo desde las mesas: "El gordo corrupto".
Hoy, repito, quedaste reducido a esto. A un resentido más -en tu vereda sobran-, que sigue creyendo que la realidad son las encuestas y no los votos, que habla como si hubiera ganado. Y no, gordo, ya provocaste, con tus estrategias pedorras, tres derrotas consecutivas. Que los boludos que todavía te escuchan crean lo contrario habla muy mal de ellos, pero no bien de vos. Tres fracasos al hilo, gordo, y si mirás los resultados, cada vez peor. Encima ni siquiera te ganan tipos capísimos. No, cualquier lista de cuarta les pasa por encima.
Otra oportunidad, es la de identificarte. Fijate si serás chorizo y te tendrán junado los muchachos, que entre los periodistas del Chaco, cuando uno dice "El gordo puto", o "El gordo corrupto", no hace falta aclarar más. Al toque sale tu nombre. En las radios en las que muchos amigos me sacaron para hablar de tu correo trucho, cuando yo decía que el autor "evidentemente es el gordo corrupto", todos se reían. Te registraban inmediatamente, y no podían evitar reírse. Porque si antes dabas un poco de medio a algunos, hoy das risa a todos.
Yo mismo, te confieso, me divertí mucho imaginándote en tu depto y dedicándole tiempo a escribir ese texto (largo y plomizo, ¿no estudiaste que tan largo nadie lo lee?), y después quedándote con la satisfacción de decirte a vos mismo: "¡Qué bueno me salió esto!" Es más, espero que le hayas contado a los boludos de tu banda que fuiste vos, así ellos también piensan "¿Podrá ser tan pelotudo el gordo?¿Este es el poder que nos quedó?¿El de hacer una cartita, tocar el timbre y salir a correr?" Y sí, doctor, su asesor estrella quedó reducido a eso: a un reverendo pelotudo.

También te agradezco, gordo, la oportunidad que me diste de redescubrir el afecto y el respeto de los colegas honestos de esta provincia, que son tantos, aunque no tengan el cartel de los más chantas. Me pasó al comenzar a recibir decenas de respuestas al correo que yo envíe advirtiendo sobre el intento de engaño. "Nos dimos cuenta de que no eras vos por lo mal escrito que estaba", me dijo uno de ellos. "Te conocemos, no le hagas caso a la gilada", me contestó otra. Y, claro, no faltaron los comentarios sobre vos. No te los voy a repetir, pero sí te cuento que "chorro" y "puto" fueron los adjetivos más usados.

Después, pensando, me di cuenta de otra cosa. Para intentar joderme, tuviste que inventarme algo. Vos, que te la pasás revisando declaraciones y archivos de arriba a abajo para encontrar pelos en las leches, tuviste que inventar algo y ponerle mi firma para ver si me perjudicabas. Me puso contento eso. Nunca me pudiste rebatir algo. Como mucho, tuviste que recurrir a mariconadas del tipo "Escribe con odio", "Es anti-talcosa", "Lo que dice se lo hacen decir", y boludeces por el estilo.

O sea, te rompí el culo, gordo. No, no te hagas ilusiones, hablo en sentido figurado. Te rompí el culo a vos, y a los descerebrados a los que les escribís sus "declaraciones". Como ese diputado que es más bruto que un arado de palo, que se enriqueció y es despreciado tanto como vos, que salió a hacer un patético playback de tus canciones de siempre. Salió y lo mataron a palos desde todos lados, encima, porque es tan chorizo que la gente no se lo banca. Cuando sale a caminar por la Sarmiento, lo putean, le tiran los autos encima (yo lo vi, no es una metáfora) .

Muy pobre todo, gordo. ¿En serio no te da la cabeza para más?

Para terminar, ya que vos y los que leen saben que hablo de vos, quiero decirte varias cosas.

Primero: yo no tengo la culpa de tu desgracia física. A cualquiera le puede pasar lo que te pasó a vos. Pero supongo que hay otra gente a la que le sucedió, y que así y todo a las bolas las conserva en el pecho, en el alma, y que para matar o para morir se comportan como hombres. Entonces, tu historia clínica no justifica que te comportes como si fueras Mariquita Sánchez de Thompson. Tratá de "enhombrecerte". Te va a hacer bien, se te va a calmar el resentimiento que te envenena.

Segundo: te molesta que te digan corrupto, pero ¿te pedimos nosotros que te afanes la tercera parte de lo que era tu presupuesto en la función pública y que encima dejes ver a todos tu cambio de nivel de vida con respecto a los años en que andabas a pata y sin casa?

Tercero: te cabrea que te digan puto, ¿y lo vas a arreglar haciendo estas mariconadas, que se suman a todas las de tu carrera?

Cuarto: te frustra notar que provocás desprecio y asco, pero ¿no lo pensaste al cagar a tanta gente, al culear pobres pibas o al hacerte enhebrar por muchachos que también necesitaban laburar a cualquier precio?

Quinto: nada, ni siquiera tu guita, te satisface, y te ahogás en tu propia mala leche, pero ¿nos tenemos que hacer cargo nosotros de que hasta tus éxitos hayan resultado rotundos fracasos?

En fin, a pesar de tus intenciones, yo simplemente te quería agradecer el correo ése.

Chau, gorda.

Sergio Schneider




UN GRITO DE CORAZON !!!

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